San Juan de Luz (Donibane Lohitzune)


Esta pasada semana Santa la hemos pasado en San Juan de Luz. Nos gusta mucho Iparralde y como el año pasado estuvimos en Biarritz éste decidimos ir a Donibane-Loizune (su nombre en euskera)

Como no podía ser de otra manera en la maleta volvieron quesos y pimiento de Espelette (o Ezpeleta). Estos pimientos rojos secos, que deben su nombre a la localidad de la que son originarios aunque se producen también en otros pueblos de la región, cuentan con denominación de origen protegida otorgada por la Unión Europea.  Su cultivo es tan importante para la región que incluso el último fin de semana de octubre se celebra todos los años el Festival del Pimiento de Espelette.

Este pimiento lo encontrábamos de muchas formas, aunque fundamentalmente hemos visto 4: en sartas, molido, sal de pimiento, gelatina y como ingrediente diferenciador de muchos platos o productos. Uno de estos productos elaborado con pimiento de Espelette que más nos llamó la atención y que no pude evitar que se volviera para casa conmigo es el queso. Había desde quesos cuya corteza se frota con él, hasta quesos en los que se trocea pimiento o quesos que se elaboran con la habitual mezcla de leche sal y cuajo a la que se le añade un puré de pimiento.

Nosotros compramos un tarro con pimiento seco molido y dos tipos de quesos con pimiento de Espelette: uno con trozos y otro que imaginamos habían hecho con crema o puré del mismo ya que es de un ligero tono rosado.

También se me pegó a las manos un tarro de mermelada de cerezas negras, que está en la despensa esperando para convertirse en relleno de un pastel vasco.

Y una botella de patxaka, un licor hecho con manzanas, de elaboración similar a la de patxarán. Para bajarlo todo….

Aquí tenéis todo:






Pero no sólo llenamos la maleta para la vuelta, también había que satisfacer al estómago durante nuestra estancia allí. No sólo de compras vive el hombre….

Entre otras cosas pudimos probar un bacalao gratinado que, si bien no tenía nada que ver con lo que me había imagino al pedirlo, me encantó. Era una mezcla similar a la de la tortilla de bacalao pero sin huevo, que iba cubierta por nata y patatas asadas muy finas. Todo ello gratinado y decorado con cebollino picado. Estuvo bien, pero sin más. Y por el palo que nos dieron no debería haber sido así.


Un buen homenaje nos dimos en el restaurante Olatua. Teníamos ganas de una comida “en condiciones”, nada de unas raciones ni unos pinchos ni comida rápida. Queríamos mesa con mantel y pescado, soñábamos con pescado…


Me gustó nada más sentarme la idea de colocar el tenedor sobre un trozo de canela. Olía genial.


Tras pedir y mientras esperábamos a que nos trajeran el primer plato nos sacaron rilletes de pato que estaba buenísima. No lo habíamos probado nunca (de hecho sabemos lo que era porque cuando preguntamos nos dijeron que era un producto de pato y después completamos la información buscando en Internet). Nos gustó tanto (y teníamos tanta hambre, todo hay que decirlo…) que cómo podéis ver cuando me acordé de hacer la foto quedaba esto….


De primer plato pedimos una sopa de pescado. Era similar a la Sopa de Ttoro (nada que ver con los de lidia...) de la que habíamos oído hablar antes de ir a San Juan de Luz. Estaba también muy buena. Con un caldo denso, con pequeños mejillones y con trozos de pescado generosos. Venía con varias guarniciones: salsa parecida al un alioli, queso rallado y panes tostados. Yo probé todas y he de reconocer que me sorprendió lo rica que estaba con el toque de queso.


 Y de plato principal una merluza a la brasa, como dicen ellos “a la Española”, que es ni más ni menos que con un refrito de ajos. Estaba i-n-c-r-e-i-b-l-e.  Y nos trajeron un cuenco con arroz para acompañarla. A esas alturas ya no teníamos mucho espacio para el arroz (había que dejar para el postre) pero lo probamos y estaba en su punto.


 Y el postre como suele decirse “broche de oro”. Una crema brulee que a mí que no soy golosa me dejó con ganas de repetir, y eso que precisamente pequeña no era. Aquí también venía con compañía, en este caso con un macaron de San Juan de Luz que me aseguraron (quién dio cuenta de él…) que estaba muy bueno también.

La peque también comió de maravilla: salmón a la plancha (hecho en su punto, porque es habitual que lo hagan demasiado) con patatas fritas y creme brulee.

Y después del homenaje… una merecida siesta…. Bueno en el caso de Aiala lo que hubo por portarse bien y comérselo todo fue entrar a la tienda del pirata a comprar chuches. Pirata debía ser… con patente de Corso!!! Jesús que palo nos metieron por las chuches. No les hice foto pero doy fe de que aquí no me hubieran costado 2 euros y allí pasaron con mucho de 6! Eso sí, la tienda es para alucinar. no había visto tantas chuches juntas nunca...


Vamos, que ahora sólo me queda que me den la receta del pastel vasco (SI, QUE ME LA DEBES!!) para dar buena salida a la mermelada de cerezas negras, buscar recetas para el pimiento de Espelette (ya he encontrado un par de ellas que tienen buena pinta) y, cómo no, terminar el queso…. (la patxaka se la dejo a otro, reparto de tareas se llama eso….)

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